El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 desencadenó una inesperada respuesta en Estados Unidos: la creciente demanda de calcetines y prendas tejidas a mano para abastecer a las tropas. Este llamado a la acción generó un fervor nacional por el tejido, con hombres, mujeres, niños, sufragistas y artistas escénicos uniendo fuerzas para tejer suministros esenciales.
Incluso antes de la entrada oficial de Estados Unidos en la guerra el 6 de abril de 1917, organizaciones voluntarias ya alentaban a los tejedores a contribuir con prendas para las tropas británicas que ya estaban combatiendo desde 1914. La urgencia de proveer calcetines, en particular, se destacó debido a las condiciones precarias de las trincheras en la guerra, donde más de 74,000 soldados aliados sufrieron de pie de trinchera, una enfermedad grave que podía llevar a la gangrena y amputación.
La Cruz Roja Estadounidense: Líder en la Movilización Tejedora
Durante la Primera Guerra Mundial, la Cruz Roja Estadounidense emergió como el principal organizador de actividades voluntarias de tejido en el país. Desarrollaron libros de patrones, proporcionaron lana y brindaron instrucción, creando una red nacional de tejedores que seguían patrones uniformes. La Cruz Roja Juvenil Estadounidense se formó en 1917 para involucrar a escolares en esta noble causa.
El crecimiento exponencial de la Cruz Roja durante la guerra refleja su impacto. Con millones de miembros, incluyendo 5,000 adultos nativos americanos y 30,000 estudiantes nativos americanos, la organización canalizó el esfuerzo de tejido hacia suministros críticos. En un informe de 1919, la Cruz Roja detalló que sólo en Estados Unidos se tejieron más de tres millones de pares de calcetines, millones de suéteres y pulseras, siendo estos entregados a las tropas en Francia.
El Comité de Comodidades de la Marina: Desafíos y Contribuciones
En paralelo, la Sección Femenina de la Liga Naval formó el Comité de Comodidades de la Marina, reclutando cien mil voluntarios. Organizaron eventos como el Knitting Bee en Nueva York, destacando la habilidad masiva de los tejedores. Aunque enfrentaron obstáculos logísticos, su contribución fue significativa, incluso patrocinando un concurso de tejido que recaudó fondos importantes.
Sin embargo, la historia toma un giro irónico cuando el Comité, debido a disputas políticas, no pudo entregar sus artículos completados a la Marina. A pesar de este revés, los voluntarios continuaron su campaña de tejido.
Sufragistas: Tejedoras Patrióticas
La contribución de las sufragistas al esfuerzo de tejido durante la Primera Guerra Mundial no debe pasarse por alto. The Women Citizen, la publicación oficial de la National American Woman Suffrage Association, elogió el tejido como patriótico. Sufragistas de todo Estados Unidos tejieron conjuntos de prendas, proporcionando informes detallados sobre su productividad y contribuyendo significativamente al esfuerzo tejedor.
La tejeduría sufragista se convirtió en una expresión tangible de su apoyo a la causa. Tejiendo con lana donada, estas mujeres no solo ahorraron millones al país, sino que también demostraron su compromiso patriótico.
Impacto Duradero: La Herencia de los Tejedores Voluntarios
La Primera Guerra Mundial dejó un legado notable de solidaridad y esfuerzo comunitario entre los tejedores voluntarios. Tanto la Cruz Roja como el Comité de Comodidades de la Marina y las sufragistas, cada uno a su manera, desempeñaron un papel crucial en la movilización tejedora.
A medida que el Museo y Memorial Nacional de la Primera Guerra Mundial informa, los tejedores voluntarios en Estados Unidos dedicaron dos millones de horas y 45 millones de libras de lana para tejer entre 1917 y 1918. Esta labor no solo proveyó prendas esenciales, sino que también permitió a los civiles demostrar su patriotismo, contribuyendo de manera significativa al esfuerzo bélico. La aguja y el hilo se convirtieron en instrumentos de unidad y solidaridad en tiempos de conflicto. ❖
