Revalorizando la Costura

Revalorizando la Costura

 

Durante siglos, la costura ha sido relegada a la esfera femenina, vista como una labor no remunerada o simplemente como un componente de la industria de la moda. Sin embargo, en este Día Internacional de la Costurera (14 de octubre), es crucial reflexionar sobre su importancia histórica, social y política.


Las mujeres desempeñan un papel crucial en la costura, ya que la mayoría de las personas se benefician de su trabajo en la industria de la moda. Cada prenda que usamos refleja realidades socioeconómicas, pero lamentablemente, las condiciones laborales de las costureras suelen ser precarias, con salarios bajos y espacios inseguros.


Tragedias como el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en 1911 en Nueva York, donde murieron 123 mujeres, ilustran las consecuencias de la negligencia patronal. En México, desastres como el terremoto de 1985 en San Antonio Abad y el sismo de 2017 en Bolívar evidenciaron la explotación y la falta de seguridad en talleres textiles clandestinos.

Desde una perspectiva feminista, se entiende que la feminización de la costura la hace vulnerable a la explotación y la minusvaloración. Rozsika Parker, en su libro "The Subversive Stitch", señala cómo la costura se considera una "manualidad" femenina en contraposición al arte, perpetuando estereotipos de género y desigualdades.

El auge del ultra fast fashion ha exacerbado esta situación, con miles de costureras en países en desarrollo trabajando en condiciones precarias para satisfacer la demanda de moda rápida. Aunque ciertas marcas han registrado ganancias récord, los trabajadores apenas ven beneficios, si es que los ven.

La costura también ha sido un medio de resistencia cultural. En culturas indígenas, como en América del Norte y México, las técnicas textiles tradicionales han sido preservadas como actos de resistencia ante la cooptación cultural.

Desde las arpilleras chilenas durante la dictadura militar de Pinochet hasta los pañuelos cosidos por las madres de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, la costura ha sido utilizada como herramienta de protesta y memoria.


Es imperativo reflexionar sobre la costura como un registro sociopolítico e histórico. Cambiar nuestra perspectiva hacia esta labor puede ser el primer paso para revalorizarla y garantizar condiciones laborales dignas para quienes la realizan. Es hora de reconocer el valor de la costura más allá de su utilidad en la moda y trabajar hacia un futuro donde todas las personas involucradas en su producción sean tratadas con justicia y dignidad.

 

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